Regresan migrantes al no hallar trabajo en EUA por la edad

Migrantes deportados.
Migrantes deportados.

Agencias
San Luis Río Colorado, Sonora.- Entre los migrantes que arriban a esta frontera de Sonora están a quienes ya no quieren en Estados Unidos, en muchas ocasiones por su avanzada edad, y deben contentarse con el trabajo que pueden conseguir al deambular por México.

Es el caso del mexiquense Juan Carlos Cárdenas Hernández, de 70 años, quien durante la mayor parte de su vida laboró en los campos agrícolas de la Unión Americana, hasta que ya no lo contrataron.

«Dejé de trabajar al otro lado porque ya no me quisieron, por viejo. Es que allá quieren puros jóvenes porque dicen que son los que rinden más», expuso quien se retiró del trabajo en el vecino país sin ninguna prestación social.

Entrevistado en la Casa del Migrante «La Divina Providencia», manifestó que durante la temporada de cosecha de cítricos trabaja en su natal Estado de México, pero cuando se termina debe emigrar hacia Baja California.

De paso por esta localidad, dijo que viaja de «raite» con los camioneros, en tanto que con su mano derecha hace la seña tradicional que indica esa acción, con el puño cerrado y sólo dejando el dedo pulgar hacia fuera y extendido.

«Me vengo de raite porque hay muchos ratas en el tren carguero», señaló, pero todo con la esperanza de obtener dinero de su trabajo y mandarle una ayuda a su familia que se quedó en su lugar de origen.

Mencionó que en la entidad bajacaliforniana se ocupa en las labores hortícolas, en especial el deshierbe y desahije, en las inmediaciones del poblado de Maneadero, perteneciente al municipio de Ensenada.

Por lo general en ese trabajo gana entre 900 y mil 100 pesos por semana, calculó este hombre quien añadió que «renta un cuarto porque allá hay muchas guarderías», lugares donde los jornaleros migrantes pueden tener una habitación y resguardar sus pertenencias.

Expresó que también venden alimentos a 40 pesos, pero con lo que ganan los trabajadores sólo pueden comprar una comida al día, y los otros dos refrigerios tienen que completarlos como sea, por lo que en su caso el desayuno lo hace con un jugo y le echa dos huevos.

Allí en la guardería ellos mismos lavan su ropa y se asean, dijo, «es sufrido no te creas, pero de todos modos tenemos que trabajar para sacar algo de dinero y salir adelante».

Cárdenas Hernández comentó que seguirá en esta vida itinerante mientras Dios le dé licencia y tenga fuerzas.

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